Blog de los alumnos de Lengua Castellana y Literatura del IES Velad al Hamar desde el curso 2017-18. (De Los Montesinos durante los cursos 2014-17 y del IES Valle de Elda durante los cursos 2012-14)
Los mapas de la escuela, todos tenían mar, todos tenían tierra. ¡Yo sentía un afán por ir a recorrerla…! Soñaba el corazón con mares y fronteras, con islas de coral y misteriosas selvas… Soñaba el corazón… ¡Oh sueños de la escuela!
Recordad que, para completar la actividad, valoraré la búsqueda y comentario de posibles errores en las antologías, especialmente los referidos a recursos literarios.
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando. Y se quedará mi huerto con su verde árbol, y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido, y tocarán, como esta tarde están tocando, las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron y el pueblo se hará nuevo cada año; y lejos del bullicio distinto, sordo, raro del domingo cerrado, del coche de las cinco, de las siestas del baño, en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado, mi espíritu de hoy errará, nostáljico...
Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol verde, sin pozo blanco, sin cielo azul y plácido... Y se quedarán los pájaros cantando.
Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales jugando llamarán. Pero aquellas que el vuelo refrenaban tu hermosura y mi dicha a contemplar, aquellas que aprendieron nuestros nombres... ¡esas... no volverán!. Volverán las tupidas madreselvas de tu jardín las tapias a escalar, y otra vez a la tarde aún más hermosas sus flores se abrirán. Pero aquellas, cuajadas de rocío cuyas gotas mirábamos temblar y caer como lágrimas del día... ¡esas... no volverán! Volverán del amor en tus oídos las palabras ardientes a sonar; tu corazón de su profundo sueño tal vez despertará. Pero mudo y absorto y de rodillas como se adora a Dios ante su altar, como yo te he querido...; desengáñate, ¡así... no te querrán!
Gustavo Adolfo Bécquer
Inés y Elena os ofrecen su versión de este poema, tan querido por la mayoría de vosotros.
de plata compostura, árbitro, domador de jugadores, director de bravura, ¿no silbará la muerte por ventura?
En el alpiste verde de sosiego, de tiza galonado, para siempre quedó fuera del juego sampedro, el apostado en su puerta de cáñamo añudado.
Goles para enredar en sí, derrotas, ¿no la mundial moscarda? que zumba por la punta de las botas, ante su red aguarda la portería aún, araña parda.
Entre las trabas que tendió la meta de una esquina a otra esquina por su sexo el balón, a su bragueta asomado, se arruina, su redondez airosamente orina.
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A los penaltys que tan bien parabas acechando tu acierto, nadie más que la red le pone trabas, porque nadie ha cubierto el sitio, vivo, que has dejado, muerto.
El marcador, al número al contrario, le acumula en la frente su sangre negra. Y ve el extraordinario, el sampedro suplente, vacío que dejó tu estilo ausente.
Los mapas de la escuela, todos tenían mar, todos tenían tierra. ¡Yo sentía un afán por ir a recorrerla…! Soñaba el corazón con mares y fronteras, con islas de coral y misteriosas selvas… Soñaba el corazón… ¡Oh sueños de la escuela!
Emma ha elegido un poema anónimo del Romancero Viejo para deleitarnos, un poema que ya conocéis todos.
ROMANCE DEL PRISIONERO
Que por mayo era, por mayo, cuando hace la calor, cuando los trigos encañan y están los campos en flor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor;
sino yo, triste, cuitado, que vivo en esta prisión; que ni sé cuándo es de día ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba el albor. Matómela un ballestero; déle Dios mal galardón. (Anónimo)
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡esas... no volverán!.
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡esas... no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido...; desengáñate,
¡así... no te querrán!